“Vampiros de energía'' o “ladrones de energía”, se les conoce con este término a aquellas personas que, intencional o no, toman la energía de su entorno para su propio beneficio, ya sea de lugares, objetos o personas. Estos personajes actúan imponiendo su propio bienestar a costa de otras personas, y por ello se les considera como influencias negativas. Los vampiros energéticos consumen tu energía, tu voluntad, tu inspiración y otras emociones elevadas, a cambio te dejan agotado, sin energía y muchas veces frustrado. Son aquellos que después de una charla breve o un encuentro largo te dejan con la sensación de haber perdido algo.
Aquí quiero aclarar un punto, los vampiros de energía saben por instinto cómo robar un poco de buena energía de las personas o de su entorno, sin embargo, siempre es tu responsabilidad aprender a poner límites a este tipo de personas, les estarás haciendo un favor. Generalmente los ladrones de energía suelen identificar como víctimas a aquellas personas que son muy complacientes, a quienes les cuesta decir “NO”. Pero ojo, estos no siempre son personas negativas, muchas veces hasta parecen demasiado agradables, amables y empáticos, y es que usan esta actitud para manipular a los demás emocional y psicológicamente. Muchas personas me cuentan que los vampiros de energía se encuentran muy cerca de ellos, puede ser un jefe, un compañero de trabajo, un viejo amigo, y no saben cómo actuar frente a ellos. Para otros resulta difícil reconocerlos, pero si te llegas a sentir incómodo con la compañía de alguien puedes hacerte la pregunta “¿realmente deseas seguir hablando y pasando tiempo con esa persona?”, si cada vez que te encuentras con alguien te sientes mal, vale la pena hacer una pausa y ponerse a pensar si estamos siendo presos de los “vampiros de energía”
¿Cómo los puedes identificar? Algunas personas llegarán a ti porque se sienten seguros contigo o porque se sienten escuchados o aceptados por ti, en este caso debe ser recíproco, el que tu también te sientas seguro y escuchado, si no lo es, haz una pausa.
Por ejemplo, los narcisistas, quienes suelen mostrarse como personas empáticas y agradables al inicio para luego convertirse en tu centro de atención para ser atendidos y admirados. Todo gira alrededor de ellos y después de un rato, te hacen sentir que tus necesidades no son importantes.
Los criticones, son aquellas personas que critican y cuestionan todo lo que haces disfrazado de “consejos constructivos”. Al sentirte tan criticado comienzas a querer cambiar sólo para poder aceptarte, esto se convierte con el tiempo en una carga emocional muy agobiante. Es normal aceptar críticas, pero si es la misma persona quien las hace sobre quién eres, a lo mejor debes poner límites.
Los ególatras, son aquellos que te utilizan sólo para hablar de ellos mismos, es muy difícil que se tomen su tiempo para escucharte porque estarán más ocupados contándote sus cosas personales, y asean sus logros o fracasos, no se toman el mismo tiempo para escucharte. Después de una charla con ellos seguramente te sentirás agotado para hablar sobre tí.
Las víctimas, son aquellas personas que siempre se están quejando y te cuentan todos sus problemas, te buscan para contarte lo mal que la están pasando y te hacen creer que eres especial en sus vidas porque eres el único que los comprende. Al inicio es bueno sostener a cualquier amigo que la pase mal, pero ellos siempre están en el hoyo, esperando que tú los saques de ahí y hagas algo por ellos. Es agotador porque te sientes obligado a ser su héroe de cabecera.
Los violentos, son aquellos que, de alguna manera utilizan la violencia para poder tener el control sobre tí. Es el conocido bullying, que no sólo se da en los colegios, también en las universidades, centros de trabajo y en las relaciones de pareja. Uno llega a sentirse tan agotado frente a estas personas porque desarrollan la “indefensión aprendida” que es la incapacidad para poder defenderse.
Los sarcásticos, son aquellos que utilizan el “sarcasmo” para disfrazar sus bruselas sobre tí. Parecen amigables y carismáticos, pero te utilizan como punto de sus bromas, te hacen sentir mal y ridiculizado, si no pones límites a tiempo es posible que termines creyendo las bromas sobre tí.
Los controladores, disfrazados de personas que se preocupan por tí, en el fondo buscan tener todo bajo control, esto te incluye a tí. Llegan al punto de culparte por las cosas que salen mal si no acatas sus órdenes. Puedes llegar a sentirte incapacitado de tomar tus propias decisiones ya que el controlador siempre te estará insinuando que sabe más lo que es mejor para tí.
Como mencioné anteriormente, todos hemos pasado por ser víctimas de vampiros energéticos y también hemos ocupado el lugar del vampiro, consciente o inconscientemente. Debemos mencionar a otro tipo de vampiro de energía que pasa muy desapercibido y que últimamente ha cobrado más víctimas, me refiero al “Héroe no invitado”, aquel que siempre quiere ayudarte y aconsejarte incluso si no lo pides. Ayudar es un acto altruista, pero muchas personas recurren a “ayudarte” sin que lo pidas para alimentar su ego y hacerte sentir que estás en deuda con ellos. Sin darte cuenta dejas de hacer las cosas por ti porque ellos lo harán, te invalidas para que ellos puedan asistirte, y aunque no lo creas, es otra forma de manipularte porque siempre los vas a necesitar y no podrás marcar límites con ellos.
Los vampiros de energía están a la orden, pero he visto que un aspecto que los aleja es el “poner límites” desde la primera vez, cuando sientas que algo no ha sido agradable para tí. El amor propio también es un buen antídoto, ya que los vampiros de energía suelen sentir atracción por personas con el autoestima baja, ya que son más emocionalmente manipulables.
El vampiro energético no es un monstruo, aunque muchos lo vean así, sólo son personas con una carencia o trauma disfrazado muy grande, en lugar de trabajar en sí mismos, buscan a alguien que se haga responsable de esa necesidad. Cuando un vampiro ve que no cedes ante sus comentarios o manipulaciones, suele alejarse de tí inmediatamente. No es necesario botarlos, se alejan solos cada vez que les pones límites o los enfrentas con sus propios testimonios.